Conociendo el lugar.

Ruinas, ruinas y más ruinas. Eso es lo que vio tras pasar por una pequeña iglesia, raramente en pie entre todo aquello. La gente se le quedaba mirando al pasar, y él solo avanzaba sin fijar la mirada en nadie. Seguramente entre todos aquellos destacaría por la gabardina blanca y por que llevaba el sable-pistola al cuello... Pasó por una especie de mercado, sin fijarse mucho en la tienda de obsequios en la cual en una parte había lazos de diferentes tamaños y colores. Tras entrar por una especie de túnel cogió un tren que le dejó en otra parte de la ciudad.

- A ver que hay por aquí...- la presencia de una especie de soldados por las calles hizo que guardase el sable-pistola. No quería problemas... por el momento. Siguió caminando, pasando por delante de tiendas y bares, hasta que en uno se quedó parado ya que algo le llamó la atención. Volvió un poco sobre sus pasos y entró en el lugar, sentándose al lado del castaño.

- Vaya.... que sorpresa verle por estos lares... comandante- la última palabra la dijo con rintintín, dirigiendose luego al barman para pedir algo de beber.

Muy cerca de hay un Chico con cabello rubio pasaba por hay medio desorientad

-¿!!!Como rayos llege a terminar aqui¡¡¡?

confundido y perdido el Joven Hombre comenzo a caminar hasta encontrar un bar

-posiblemente encuentre a alguien que me ayude aui y quizas beba algo

al entra miro a su alrededor el bar practicamente estaba vacio a exepcion de 2 hombres sentado
el joven decidio sentarse en otro lugar y descansar aunque la presencia del los dos hombres no lo dejaba tranquilo

Rió un poco ante el escueto saludo del castaño, viendo como se ponia en una posición característica en él. Sabía que aquello no le agradaba en absoluto, e intentaba crear como siempre alrededor de él una barrera que le aislara. El barman le trajo la bebida que había pedido y dio un buen trago, dejando luego el vaso en la barra.

- Vaya manera de saludar a un ex-compañero....- rió un poco más.- Y ya ha sido bastante coincidencia que nos encontraramos aquí. ¿Escaqueandote de tus obligaciones?

No reparó en la presencia del otro muchacho rubio, el cual parecía bastante perdido, sino que tenia su atención centrada en la respuesta del otro, mientras apoyaba un codo en la barra para mirarle.

despus de un rato el joven rubio llega a sentir el aura de pelear que tenian los dos sujetos en la barra y se acerco a ellos para evitar problemas

-e muchachos alguno me podria decir donde estoy medio desorientado

dijo tratando de hacer que uno de los dos le contestara o se fuera para evitar una pelea inecesaria pero al ver no se sentia respuesta el joven rubio se dirijo al tipo de chaquena negra

-mmmm hey podias decirme donde estoy me que con encontrar con un viejo amigo pero no espesifico donde era y me perdi

sabiendo que uno de los dos defundaria su sables mantuvo una concentrasion por si se enfrentaban tendria que intervenir

Volvió a reír ante las respuestas de Squall, bebiendo de su vaso una vez más.

- Hay cosas que no cambian, siempre tan escueto y tenaz....- sin dejar de mirarle. Vio como miraba de reojo el sable-pistola y no pudo evitar sonreír tenazmente, sabiendo en qué estaría pensando el otro.- Aunque lo creas.... no, no te voy a pedir un duelo hoy, además aquí hay demasiada vigilancia y no nos conviene a ninguno de los dos meternos en líos... ¿verdad?- le mira fijamente. Después se dio cuenta de la presencia del otro, por lo que se apartó un poco para que le pudiese contestar mejor, sin dejar de sonreír.

-Gracia-contesto el joven rubio mientras veia como se iba del bar
-almenos dime tu nombre-le dijo antes que saliera pero alparecer no alcanzo a oirlo o solo lo ignoro
-de que diablos te ries-le dijo al otro sujeto pero como vei que no respondia y seguia riendose el joven rubio decidio irse tambien del bar
- que tipos mas extraños -dijo al salir luego corrio hacia el norte sin rumbo buscando a su amigo

Se quedó mirando el lugar por el que había desaparecido el castaño, con la boca abierta y notando la vena de la frente inflarse. ¿De verdad había sido capaz de hacer lo que acababa de hacer? Empezó a reirse por lo bizarro de la situación, ni siquiera él sabía cómo se llamaba aquella ciudad ¿y le encasquetaba hacer de guía a un tipo que ni siquiera conocía? Después de girarse para comprobar como no estaba un nuevo tic apareció en su frente. Muy bien, tenía ganas de desahogarse... Pagó lo que costaba la bebida y salió del bar, empezando a buscar a Squall. Puede que antes dijera que no tenía ganas de un duelo... pero ante aquello las ganas le habían entrado de golpe. (xD)

Buscó por toda la zona de la parte alta de la ciudad, sin encontrar ni rastro del castaño y logrando que por ello su enfado aumentase.

- ¿¡Donde diablos se ha metido!?- preguntó al aire, mientras la gente le miraba con una mezcla de extrañeza y algo de miedo. Al no encontrar nada bajó de nuevo a los suburbios, buscando por el parque, el mercado y las ruinas que lo rodeaban, todo en vano.

- Tsk... en cuanto lo coja se va a enterar...- masculló con rabia. Al final, harto de no encontrar nada, pensó en irse de allí, por lo que empezó a caminar hacia el exterior de la ciudad.

Una vez estuvo fuera de los límites de la ciudad sacó su espada y se la puso en la nuca, respirando tranquilamente para intentar calmar su enfado. Para ello cargaba contra todo bicho viviente que se le cruzase en el camino. Un par de veces una especie de bichos saltimbanquis tuvieron la osadía de acercársele tras lanzarle bolas de fuego, pero habían acabado partidos por la mitad al borde del camino mientras que seguía caminando tranquilamente. De repente empezó a ver más cuerpos en el suelo, esta vez de una especie de perros. Siguió caminando y paró de golpe al ver a la persona que estaba buscando con un pequeño problema.

- Vaya... mira a quien tenemos aquí. Parece que te han estado molestando...- dijo, fijándose en el brazo herido. Se le fue pasando el enfado poco a poco, hasta hacerle chasquear levemente la lengua. Estando herido la cosa no tenía la misma gracia, por lo que se dispuso a seguir caminando.

Y el premio al peor dia de su vida era paraaaaa... ¡Ese! Sintió como si una piedra le cayese encima al oir la voz de Siefer y encima no encontraba nada con lo que curarse... ¿Había hecho algo malo en una vida anterior para que el karma se lo devolviese de esa forma? Si lo había hecho... debío de ser muy malo.

-Seifer...-llamó el menor sin apartar la vista del brazo.-¿Tienes algo con lo que pueda curarlo?-preguntó suavemente algo cohibido. Esperando a que el mayor no se burlase de su incompetencia... pero eso era pedir demasiado ¿Verdad?

Se paró de golpe al escuchar como le llamaba, girando levemente la cabeza. Se quedó algo parado ante la pregunta del otro, reprimiendo las ganas de soltar una gran carcajada ante aquello. El GRAN comandante Squall, pidiendole ayuda? No pudo evitarlo, pero una pequeña sonrisa apareció por su rostro. Rebuscó en los bolsillos de la gabardina hasta encontrar una Cura, que sostuvo entre sus dedos. Al parecer le habían herido el brazo de la Gunblade, por lo que él solo no se lo podría curar.

- Tsk.. - sin decir nada más equipó la magia y tras apuntar al brazo del otro lanzó la magia haciendo que la herida empezase a desaparecer.- Has tenido suerte que apareciera por aquí y todo... - rió socarronamente.

Dibujó una mueca de desagrado al oir sus palabras y como se reía. Estaba claro que Seifer no cambiaba. Suspiró de mala manera mientras veía como su herida se curaba. Cuando esta hubo desaparecido se levantó colgandose su arma a la espalda.

-Gracias...-masculló entre dientes para luego andar hacia delante tratando de perder de vista cuanto antes al mayor.

Se quedó unos segundos con un gesto de sorpresa en el rostro, mirando cómo el otro empezaba a alejarse del lugar. Hizo el movimiento de limpiarse el oído para asegurarse que había oído bien.

- Qué curioso.... pensaba que esa palabra no entraba en tu vocabulario...- dijo burlón. De repente un tiro pasó rozando la oreja del castaño. Ahora que estaba recuperado no veía el motivo para posponer la pelea.- Aunque si de verdad quieres agradecérmelo, cosa que dudo... lucha conmigo.- sonrió, poniendose el arma al cuello.- ...o es que tienes miedo?

Sonrió de lado al ver cómo se detenía y le señalaba con su arma. Bien... había conseguido lo que quería y aquello le gustaba. La sonrisa se amplió arrogantemente cuando le dijo lo último, observándole atentamente. Clavó su arma en el suelo e hizo una burlesca reverencia.

- Las damas primero.....-desclavó el arma y le miró. No sabía por qué, pero molestar a Squall siempre le gustaba... pero últimamente no tanto com antaño.

Le observó acercarse, sin moverse, ya que como había dicho le permitiría el primer golpe. Pero tampoco bajó la guardia, ya que no sabía por donde iba a salir. Se colocó mejor, arrastrando levemente un pie para coger posición.

- ¿A qué viene esa actitud? Ni que te fuera a comer.... - comentó burlón. En su otra mano guardaba una magia Piro por si la tenía que usar, tenerla preparada. No se dio cuenta que detrás suyo, algo lejos, un perro gigante se aproximaba a ellos intentando ser sigiloso.

Sonrió al ver que por fín se dedicaba a atacar en vez de tanto sigilo, apartandose un paso y poniendo la espada por delante para interceptar el golpe.

- Estamos algo lentos... ¿verdad? - dijo socarronamente, aguantando la espada del otro hasta que con un movimiento brusco se alejó, acercándose inconscientemente al perro. Movió la espada y se lanzó a su ataque con ella en alto. Tan absorto estaba en la pelea que no se dio cuenta de la presencia del can, que de más cerca se podía apreciar que hacía el doble que ellos de alto.