Entre las luchas, y el tener que ir a cambiarse de ropaje se quedó agotado, ahora no sabia que hacer mas que pensar en ir a ver a cierta persona, claro que iría con cierto cuidado, no seria muy bueno que le pillasen por alli rondando. Tras llegarse a un reactor notó cierta presencia la cual le hizo sonreir ampliamente, hizo sacar su gran ala negra y se dirigió al lugar de esa presencia tan deliciosa y hermosa para él. Al llegar a cierto punto vió como en el lugar se encontraba ese chico pelirojo, sus ojos verdes tan deslumbrantes como siempre, se le notaba una pinta de aburrimiento, guardó su ala y se acercó a el con sigilo hasta quedar tras el, sacó su libro y comenzó a recitar solamente para sorprenderle.
-Cuando la guerra de las bestias provoque el fin del mundo, la diosa descenderá del cielo. Con sus alas de luz y oscuridad extendidas, nos guiará hacia la dicha y su don será eterno.